Carlos manejaba una de las retroexcavadoras de la
empresa SINTRALIB. Vivía en Florencio Varela y viajaba a la Capital Federal
para trabajar en la construcción de la torre más alta del mundo. Carlos
caminaba hasta la estación unas 17 cuadras, tomaba el tren de las 6:11 de la
mañana, con suerte. Con suerte también, llegaba al centro, a la Capital. Cómo
el subte estaba en reparación, caminaba unas cuadras más entre la locura y el
frenesí de los trabajadores con miedo a perder su trabajo entre tanta precarización,
para tomar el ómnibus hasta la constructora. Ojos desorbitados, miradas
perdidas, ovejas de un rebaño sin pastor, queriendo comer el poco y desabrido
pasto que le dan.
Carlos, al igual que muchos otros, anestesiaba los
fracasos cotidianos y sus problemas familiares y económicos, con música.
“Pirateada”, claro está. Pensaba, a veces, que en este mundo ya nada le
pertenecía. Nada. Ni el folclore musical, ni las costumbres, ni las ropas, ni
el trabajo. Nada. Todo pendía de un hilo.
Un día, Carlos encontró algo. Algo que tal vez nunca
hubiera querido encontrar, o nunca hubieran querido que encuentre. Cavando el
tercer subsuelo, divisó entre los escombros una cajita roja, pintada con negro.
Cuando terminó con el turno, ya sabiendo dónde había dejado la última pala de
escombros, revolvió curioso, y mirando que nadie lo viese metió la
caja en su bolso, entre las ropas. Por primera vez en su vida, se sintió dueño
de algo. A veces sentía que ni la vida le pertenecía ya. Como si lo hubieran
comprado al nacer, como si su rol ya hubiera sido predeterminado y él sólo
tuviera que ocupar ese lugar, sin miramientos.
Llegó a su casa, sacó una vela, la encendió, prendió
la hornalla del calentador que tenía su garrafa, puso la pava, preparó el mate,
y se sentó frente a la destartalada mesa que ocupaba casi la totalidad de la
pieza en que vivía, con excepción de su catrera, la silla en la que estaba
sentado, el palo donde colgaba la ropa atado del techo, y el fuentón de agua
bajo la única canilla en donde se bañaba, limpia los platos y lavaba la ropa.
Con misterio y con un cigarro en la boca abrió la
caja, y encontró este documento:
UNIVERSIDAD
NACIONAL
Asignatura: “Estado, Sociedad, y Universidad”
Comisión Nº 11 (Viernes 10 y 17 de 10 a 13 Hs)
Trabajo de Evaluación Final
Tema de Evaluación Nº: 1
TEMA 1
UNIDAD 1
A partir del texto de Guillermo O`
Donell “Democracia, Estado y Globalización”, responder:
1. ¿Qué es el
estado hoy?
a) ¿Cuáles
son las dos respuestas básicas?
b) ¿Por
qué dice que es una “bisagra”?
2. ¿Cómo
opera la globalización? ¿Por qué afecta al Estado cuando el autor afirma que lo
erosiona “desde arriba” y “desde abajo”?
3. ¿Cómo
funcionan la lógica del Estado y la lógica del Mercado? ¿Por qué ambas tienen
sentido y a su vez coexisten contradictoriamente?
A partir del texto de Eric Hobsbawm “Las
perspectivas de la democracia”, responder:
1. ¿Cuáles
son los componentes del “conglomerado” que compone la democracia en su forma
“liberal”?
2. Problematice
de acuerdo a su opinión, la afirmación del autor “la idea de soberanía del
mercado no es un complemento de la democracia liberal” (pág. 111).
UNIDAD 2
A partir del texto de Eric Hobsbawm: “Tiempo de
Rupturas” Capítulos 2, 3, 4 y 5:
1. ¿Cuáles
son las dos fuerzas que han revolucionado las artes en el siglo XX?
2. Identifique
los participantes en lo que el autor llama “el juego de la cultura y la
política”. Caracterice cada uno de ellos.
UNIDAD 1
A partir del
texto de Guillermo O` Donell “Democracia, Estado y Globalización”.
¿QUÉ ES EL ESTADO HOY? ¿CUÁLES SON LAS DOS RESPUESTAS
BÁSICAS? ¿POR QUÉ DICE QUE ES UNA “BISAGRA”?
1. a) Bajo un
enfoque tradicional, y según doctrinas de la ciencia política, los Estados
están caracterizados por varios aspectos – elementos:
- Un territorio
claramente delimitado (ámbito espacial del Estado).
- Una población
residente en ese territorio determinado.
- Un poder o
gobierno que lo ejerce (que consiste en la facultad de ordenar un acto o una
omisión, y que pretende legitimar su autoridad soberana mediante un
ordenamiento jurídico y una monopolización de la coacción impuesta a la
población establecida en dicho territorio).
Históricamente, “los Estados - Naciónᵃ modernos encuentran antecedentes en las
denominadas polis griegas, las ciudades - estado helenas,
formada por la unión de varias tribus, así como la tribunación, la asociación
de varias fratrias, y cada una de estas, en el agrupamiento de varias familias,
cada una con un culto diferente, el cual no admitía de extraños, y
bajo lo cual se fundaba el principio de la no fusión de las familias, fratrias
y tribus. Posteriormente, el proceso dialéctico condujo a la humanidad a la
tesis de la familia, a la antítesis de la fratria, a la síntesis de la tribu,
que convertida en una nueva tesis, encuentra su antítesis en la ciudad. Es por
esto que, de la misma manera que varias fratrias se unieron para tener un culto
común y formar una tribu, así también sobre la base de respetar el culto propio
de cada una y tener un culto común, se asociaron varias tribus. Según el gran
historiador Fustel de Coulange², `el día que se celebró esta alianza, nació la
ciudad´. Posteriormente surge la civitas³, la ciudad – estado
romana y después la res – pública⁴, como llegó a denominarse a
la comunidad política romana, a la cual más tarde se la conoció como imperium⁵,
al extenderse el dominio romano a casi toda Europa, Asia Menor y Norte de
África. Ulpiano⁶ y Aurelio Víctor⁷, al decir de Georg Jellinek⁸, utilizaron
los términos status
republicae el primero, y status romanus el segundo
para identificar al Estado romano como ente jurídico – político. Sin embargo,
ni los griegos ni los romanos reunieron ni en su polis los
primeros, ni en sus civitas, res – pública, o imperium los
segundos, todos los elementos actualmente esenciales del Estado Moderno.
Tampoco en la Edad Media, coinciden con el moderno concepto estatal, el land,
la terrae, o el burg⁹, vocablos relativos a la comunidad
política, a la cual denominaron con una idea predominante de extensión
territorial, o el reich, el reino o el imperio,
términos con una connotación de poder y que son los antecedentes del Estado en
el medioevo. En el siglo XV comienza a generalizarse en Italia el uso de la
palabra stato, los embajadores de las repúblicas italianas de esa
época empleaban los vocablos lo stato para referirse al
conjunto de funciones permanentes de un gobierno; poco después con la
palabra stato se aludía al territorio en donde ejercía el
poder un gobierno y se empieza a emplear para referirse al estatuto jurídico o
constitución de las diversas ciudades – estados italianos. (…) Así se empezó a
designar stato al “sistema de las funciones públicas
organizado y de los órganos que actúan en territorio determinado”, como ya se
aprecia con precisión indiscutible en “El Príncipe” de Nicolás
Maquiavelo.”¹
La generación de los Estados modernos está unida a una
transformación de las feudalizaciones, girando principalmente el mando del
poder hacia los grandes comerciantes burgueses, algunos ligados a la “nobleza”
o muchos anteriormente príncipes, o bajo su protección, y cuyo proceso coincide
con la expansión territorial por tierra primero (como por ejemplo, por parte de
los cruzados, con pretextos religiosos), y por mar luego (por los navegantes
devenidos en comerciantes – exploradores – colonizadores, en busca de nuevas
rutas de comercio, “portadores de los dotes divinos de sus poderosos reyes” que
comenzarían, con el devenir de los años, a perder influencia sobre la población
y tal cuál acontece actualmente en situaciones, como cada vez que un Estado
entra en crisis económica, o aumenta su demografía y no así capacidad de
producción alimenticia, y se propician grandes guerras para apaciguar el clima
interno, fomentando la exaltación de los nacionalismos y patriotismos, buscando
enemigos internos y externos sobre los cuáles unificar criterios masivos,
distrayendo la mirada del que debería ser el verdadero foco de atención, para
continuar detentando el poder. “Los dos pilares sobre los que se alzan los
Estados modernos son el ejército permanente y la burocracia.” Y las
religiones continúan siendo el opio de los pueblos¹⁰.
Tal cuál menciona Guillermo O´ Donnell, este primer
enfoque describe los Estados “como entidades que de forma efectiva
circunscriben la vida pública política, cultural y económica de una Nación” (lo
cual hasta mismo es refutable porque, por ejemplo, España podría en algún
sentido considerarse como una Nación de naciones, o mismo, un Estado que
conglomera a varias naciones; y por otro lado también, si observamos el
desarrollo de los países latinoamericanos, sobre todo del nuestro, es aún menos
acertado), sin comprender los fenómenos de la globalización y otros fenómenos
asociados.
Como planteo contrapuesto, el autor habla de un Estado
ya ficcional “que en su lenta agonía entorpece el libre juego de los
bienes, servicios e ideas que la magia del mercado desata”.
Respecto de esta afirmación me gustaría realizar
algunas observaciones, que explayo y tienen relación en el tercer punto de esta
primer unidad.
b) Planteados
estos dos aspectos por Guillermo O´ Donnell: la “muerte” del Estado, a manos de
la ley de mercados y la globalización, y por otro lado, la concepción de un
Estado sin el cual presupone no podría hablarse de ciudadanía ni democracia ni
de derechos, reivindica al Estado tomando la palabras de Jorge Federico Sábato¹¹:
el Estado es una bisagra. El Estado es concebido como una interrelación
necesaria entre lo nacional y lo internacional, lo interior y lo exterior, las
reglas internas de un país en juego con otros con los cuáles interacciona socio
política, cultural y económicamente, una especie de garante de los
nacionalismos pero que más que nunca se ve re significado por otros
nacionalismo o mejor dicho por mercantilismos.
En mi opinión, creo que las actitudes y aptitudes
proteccionistas de los Estados respecto de sus economías y sus jurisprudencias,
son la cara opuesta a la globalización desenfrenada que propone “borrar”
fronteras (sólo las comerciales por supuesto) imponiendo nuevas, con intereses
claramente imperialistas y totalitaristas solo comparables con ideologías
castrenses y dogmas religiosos, con el agravante que estos dos últimos siempre
fueron grupos fácilmente determinados, mientras que los condicionamientos
adversos de globalización actuales parecen de origen difuso y complejo para las
grandes masas poblaciones que conceden su poder a estos “invisibles” en tanto y
en cuanto se colocan más en plano de consumidores que de ciudadanos.
Si hay algo que debería terminar es la reproducción de
las culturas de exterminio de lo que supone impropio o ajeno, por
desconocimiento o por temor, por el establecimiento de límites que dividen y
separan en vez de enfatizar la unión de fuerzas de las diferencias para el bien
común y no la fusión del todo en una nada sin sentido, como en aquellos casos
en los que no pueden encontrarse vías para la paz y la libertad, simplemente,
porque no se opta por la dinamización del poder.
¿CÓMO OPERA LA GLOBALIZACIÓN? ¿POR QUÉ AFECTA AL
ESTADO CUANDO EL AUTOR AFIRMA QUE LO EROSIONA “DESDE ARRIBA” Y “DESDE ABAJO”?
2. El proceso de globalización consiste, entre
otras cosas, en una dinámica de creciente comunicación e interdependencia económica, tecnológica, política y cultural de los distintos países del
mundo, mediante la unificación de sus mercados, sociedades y culturas, a través
de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas con
carácter global. Es reproducido por las sociedades que viven
bajo el capitalismo democrático o democracia liberal, abiertos a
la revolución informática, los procesos de neo liberalización
y neo democratización contemporánea de su cultura política, su
ordenamiento jurídico y económico nacional, y sus relaciones internacionales.
Su funcionamiento es tan paradójico
que desde su proposición, surgimiento e implementación, tanto en la teoría,
como en la práctica, la globalización ha sufrido tantos o más cambios de los
que ha propuesto, y hasta renombrados politólogos, sociólogos, antropólogos,
estadistas, y economistas, como el Profesor Joseph Eugene Stiglitz¹, que poseen
una mirada crítica acerca de este fenómeno que ha logrado imponerse como orden
de los diferentes aspectos en la vida cotidiana de cada uno de nosotros, aún
siguen modificando sus enfoques y apreciaciones en torno a las problemáticas,
variaciones y supuestos beneficios derivados de la globalización, y las formas
y métodos de “corrección” respecto de los ideales que esta dinámica mundial
propone.
En mi opinión, la globalización no es
otra cosa que un mecanismo del propio capitalismo que tiende a su
autodestrucción y su reproducción constante para continuar perpetrándose a lo
largo de los siglos como continuación del proceso colonizador de establecimiento
de la moneda como método de transacción de la economía universal y la
imposición de otra arma de doble filo como la propiedad privada, mediante
dinámicas tan contradictorias, cada vez más frenéticas y absolutistas, como es
el caso de nuestro objeto de estudio, mediante el cual pretende imponerse un
orden y un poder manipulado por quienes buscan el control total de la
población, de los medios de producción para su subsistencia, de las políticas,
idiomas y culturas de aquellos inescrupulosos, que vacíos de todo y llenos de
corrupción, dinero sucio y hambrientos de poder, buscan formas cada vez más
intrincadas para implementar modelos económicos que sólo aplican la lógica de
supervivencia del “más fuerte y más apto”, en un mundo tan amplio y rico de
recursos naturales y humanos utilizados de forma tan inapropiada. El sistema es
un error en sí mismo, y no sus errores o fallos casuales, como se nos quiere
adoctrinar, y tal como explican muchos de los actuales críticos economistas, su
mal funcionamiento está favorecido por la falta de valores y construcciones
empresariales utilitaristas de un mundo que poco tiene que ver con esta
naturaleza deshumanizada con la que convivimos hoy día, en dónde se ha impuesto
la ley del hombre lobo del hombre² y dueño de todo, en dónde la
velocidad multiplica los “errores”, que son pagados con hambre, insalubridad y
pobreza económica, psicológica y espiritual.
Somos muchos los que sufrimos y
vivenciamos este inacabable proceso de globalización que ha modificado el
tablero productivo. Venimos de sociedades industrializadas que cada día más
dejan de serlo, para dar paso a la sociedad del hiper consumismo y la
información, en sociedades de tecnologías blandas. Es más, hasta me atrevería a
decir que la información y su disponibilidad, de la cual se jacta promocionar
este mundo globalizado ya no son más importantes al punto de enunciar “el
conocimiento o la información es poder”, y esto es debido a que considero que
aun teniendo los medios y el acceso a la educación necesarios para dilucidar
este tipo de problemáticas que cotidianamente vivimos y que parecen
inamovibles, y que se reproducen cada vez más rápido en costumbres y actitudes
cada vez más rápidamente (el nivel y capacidad de movimiento de los datos
informáticos, su nivel de acceso, y el nivel de producción actual de contenidos
audiovisuales, textuales y de intercomunicación han superado con creces la
capacidad humana de movimiento físico e intelectual), y es tanta la sobrecarga
provocada, que aun cuando establecemos la primer relación con la información,
nunca llegamos a empatizar y procesar mental y físicamente la siguiente, y así
hasta provocar una saturación que invita a vivir de extremo en extremo. Nos
debatimos entre la locura y los nuevos problemas de índole psiquiátricos producidos
y catalogados en los últimos 25 años, las euforias y las grandes depresiones, y
el contacto cada vez más temprano y crónico con drogas legalizadas e
ilegalizadas, hasta la apatía, la desazón y el desconcierto actuales, típicos
de procesos, ciclos y situaciones vividos, por ejemplo, ya en los antiguos
momentos de implementación de políticas neoliberales y que hoy con diferente
nombre o envase de presentación pretenden mostrarnos e imponer una nueva-vieja
realidad, de la cual como sociedad parecemos nunca aprender.
Estás constantes contradicciones
entre las antiguas teorías y conceptualizaciones respecto de los Estados
Nación, planteados en libros como los de Hermann Heller³, y diversas teorías de
sus causas, conformación, objetivos y funcionamiento, se chocan con una
realidad contemporánea totalmente distintas y opuesta, en la que el proceso de
globalización tiende a borrar las estructuras y fronteras propias de los
estados sobre los que se extiende, licua sus cartas constitucionales, sus
acuerdos y contratos sociales explícitos, con banderas totalitaristas de
supuesta promoción y extensión de libertades y derechos universales que cada
vez son más vulnerados en pos de la expansión virtual de poderes, “territorios”
y culturas, que son ajenos muchas veces al proceso de producción de la misma, y
nos ubican en la categoría de simples usuarios y reproductores de dichas
“novedades”, a los que se suman en aumento, políticas propias del terrorismo de
estado para lograr con miedo y violencia lo que el sistema no puede lograr con
publicidad y demagogia. Por otro lado, y al mismo tiempo, a la vez que se
desmembra y mezcla lo público con lo privado, lo propio con lo ajeno, lo
nacional con lo internacional, tienden las grandes masas a suplantar,
desmerecer y modificar su identidad, sus costumbres, su cultura autóctona, su
lengua, y su historia, por discursos y objetivos que relegan sus construcciones
sociales – familiares – nucleares e individuales primitivas, en vías de
pertenecer a determinados grupos o clases sociales, tanto por el sin sentido
mismo de status de pertenencia o como sentido propio de
supervivencia intrínseco a todos los seres vivos al sentirse atacados.
El nivel de expansión cultural,
territorial, productivo y destructivo del ser humano siempre ha ido en aumento
exponencial: desde el conocimiento del fuego, el desarrollo de herramientas, la
rueda, la palabra oral y escrita para el establecimiento de los códigos de
comunicación, el descubrimiento de la pólvora, la electricidad, el
conocimiento, ocupación y dominio de las artes, los espacios y medios de
producción, la conquista de los mares, el conocimiento y desarrollo de la
astronomía, la física, la química, las matemáticas, entre tantas otros grandes
e innumerables acontecimientos de la historia humana universal, así hasta
llegar hoy a la manipulación de los medios de comunicación, transporte y la
secesión de los medios y capacidades de subsistencia en pos de la supervivencia
del perverso sistema que él mismo creó, con la finalidad de un ordenamiento para
la mejora del nivel de vida, el progreso y la evolución humana, que terminó
inclinando la balanza hacia su lado negativo de exterminio del todo. Tal es
así, y es un claro ejemplo, el de la industria del agro negocio y de la salud,
que las grandes multinacionales (expresión máxima de la industrialización
despiadada del capitalismo, la concentración de poderes y el uso
inapropiado e ineficiente de los recursos naturales), que pretendieron venderse
como solución al hambre, el desempleo y la pobreza, y no han hecho más que lo
contrario.
Cabe destacar que existen muchísimos
esfuerzos por contrarrestar este tipo de situaciones, y que en estos momentos
se nutren de este proceso de globalización para conocerlo y utilizar sus
herramientas para revalorizar, re significar y fortalecer la presencia y el
encuentro de minorías oprimidas que cada vez son mayores y que tan solo parecen
dispersas, mientras que otros pretenden sistemáticamente apelar a la desmemoria
y a un empoderamiento que se acerca más a la dependencia y al propio
sometimiento que a la emancipación y a la igualdad en la diversidad.
Respecto a lo que nos concierne a
nosotros como futuros académicos universitarios insertos en las
artes dramáticas, podemos ver como todo lo expuesto anteriormente se hace
presente en cada uno de los ámbitos de injerencia: desde un alto porcentaje de
teorización de las carreras humanísticas y sociales, en detrimento de la
experimentación, la investigación y un análisis de las prácticas, encuentros y
experiencias concretas, hasta la mercantilización de la producción
artística, la falta o las dificultades socio - económicas de acceso a la
educación universitaria de calidad y transformadora, el analfabetismo cultural
y tecnológico, y una educación para su apropiación y utilización, la falta de
inversión y de claras políticas integrales de promoción de la cultura nacional
que contemple de verdad a todos los actores cualquiera sea su condición, sin
por eso convertirla en una única expresión totalizadora, o el fomento al
consumo de “productos culturales enlatados”, en vías de favorecer intereses
económicos de quienes controlan el flujo y la producción del capital y el
consumo, y que pretenden decidir la importancia y el camino de la educación,
entendiéndola como un gasto y no como una inversión, apartándola de la esencia
constructiva del ser humano que quiere superarse como crecimiento de sí mismo y
para los demás, con un sentido crítico, profundo y dedicado, que busca
comprender y fomentar una naturaleza humana de convivio pacífico, de mirada
esperanzadora, en donde compartir un espacio con otros es un acto de presencia
real, emotiva y natural, y no una excepción a la regla, vacía de expresión y
contenido, en un mundo cada vez más individualizado, etéreo, desapasionado, que
lucha competitivamente contra los otros, en una vorágine destructiva de sí
mismo y de su entorno.
Creo que la frase más apropiada para
referir y concluir con este tipo de fenómenos de tono imperialista y
“normalizador”, y de estás situaciones de creciente dualidad contradictoria,
propia de la vida, es el innegable tercer postulado de Newton
o principio de acción y reacción pero aplicado a las ciencias humanas:
“Siempre que una persona ejerza una fuerza sobre otro, este ejercerá una fuerza
de igual magnitud y dirección pero de sentido opuesto sobre el primero”. No ha
existido imperio dirigido por reyes, burgueses, tecnócratas o militares que no
haya caído con la misma fuerza y sangre con la que fueron impuestos. Sólo el
cambio es lo único que permanece en el tiempo incondicional.
NOTAS
¹Joseph Eugene Stiglitz , (Gary,
Indiana, 9 de febrero de 1943). Ha recibido la Medalla John Bates
Clark (1979) y el Premio Nobel de Economía (2001). Es conocido por su visión
crítica de la globalización, de los economistas de libre mercado (a quienes
llama "fundamentalistas de libre mercado") y de algunas de las
instituciones internacionales de crédito como el Fondo Monetario Internacional
y el Banco Mundial. En 2000, Stiglitz fundó la Iniciativa para el diálogo político,
un centro de estudios (think tank) de desarrollo internacional con base en la
Universidad de Columbia (EE. UU.) y desde 2005 dirige el Instituto Brooks para
la Pobreza Mundial de la Universidad de Manchester. Considerado generalmente
como un economista de la Nueva Economía Keynesiana, Stiglitz fue durante el año
2008 el economista más citado en el mundo. En el 2012, ingresó como académico
correspondiente en la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras de
España.
Link a la Biografía Online y Referencias Externas: https://es.wikipedia.org/wiki/Hermann_Heller
²“Homo
homini lupus” es una locución latina de uso actual que significa ‘el
hombre es el lobo del hombre’ o ‘el hombre es un lobo para el hombre’. Se cita
con frecuencia cuando se hace referencia a los horrores de los que es capaz la
humanidad para consigo misma. Esta locución fue creada por el comediógrafo
latino Plauto (254-184 a. C.) en su obra Asinaria, donde dice: “Lupus est homo
homini, non homo, quom qualis sit non novit” (Lobo es el hombre para el hombre,
y no hombre, cuando desconoce quién es el otro). Fue popularizada por Thomas
Hobbes, filósofo inglés del siglo XVII, quién la adaptó en su obra De Cive. Se
puede interpretar que en su escrito, Hobbes da por básico el egoísmo en el
comportamiento humano, aunque la sociedad intenta corregir tal comportamiento
favoreciendo la convivencia. El análisis que surge por medio del desarrollo de
esta frase conduce a los principios explicados por Hobbes en su obra y serán de
hecho los que para él justifican la necesidad de una monarquía absoluta.
Plauto - Link a Referencias Externa:
Homo Homini Lupus - Link a Referencias Externa:
Thomas Hobbes – Link a Referencia Externa:
³Hermann
Heller (Teschen, Austria - Hungría, 1891 - Madrid, España, 1933) fue un jurista y politólogo alemán, miembro del
ala no marxista del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD)
durante la República de Weimar. Intentó formular las bases teóricas para
las relaciones entre socialdemocracia, Estado y nación. Se
le considera como un gran jurista, teórico de la política y constitucionalista,
representante descollante de la Teoría del Estado alemana. Probablemente
la definición más clásica de Estado es la que hizo Hermann Heller, quien lo
define como: “una unidad de dominación, independiente en lo exterior e
interior, que actúa de modo continuo, con medios de poder propios y claramente
delimitado en lo personal y territorial.” Heller señala que sólo se puede
hablar de Estado como una construcción propia a partir de las monarquías
absolutas del siglo XV, de la Edad Moderna. Para Heller No
hay Estado en la Edad Antigua. Hermann Heller busca repolitizar la
teoría del Estado. El carácter político de la teoría del Estado está basado en
la propia estructura de la acción humana, en que el hombre está para algo, en
que tiene una referencia explícita al futuro. Por eso define al Estado como:
"Un hecho humano, cuyo objeto y sujeto somos nosotros mismos, apunta más
allá de sí mismo al futuro. Este aspecto evolutivo se construye con un
contenido de valores políticos que no hay que buscar en algún lugar en alguna
esfera separada de la realidad estatal, sino en la voluntad de los propios
hombres que actúan políticamente: los hombres, unidos por aspiraciones e ideas
políticas en comunidades asentadas en valores y en la voluntad, quieren alguna
en el futuro." Pero al mismo tiempo, Heller conceptualiza al Estado con
las características que le habían sido ya atribuidas al Estado moderno en los
años anteriores, especialmente el poder territorial soberano. "El estado
se diferencia de todos los otros grupos territoriales de dominación por su
carácter de unidad soberana de acción y decisión. El Estado está por encima de
todas las demás unidades de poder que existen en su territorio por el hecho de
que los órganos esta <<capacitados>> pueden reclamar, con éxito
normal, la aplicación, a ellos exclusivamente reservada, del poder físico
coactivo, y también porque están en condiciones de ejecutar sus
decisiones."
Link a la Biografía Online y Referencias
Externas:
¿CÓMO FUNCIONAN LA LÓGICA DEL ESTADO Y LA LÓGICA DEL
MERCADO? ¿POR QUÉ AMBAS TIENEN SENTIDO Y A SU VEZ COEXISTEN
CONTRADICTORIAMENTE?
3. Tanto los Estados como los mercados, poseen
componentes fundamentales e interrelacionados: ambos se sustentan de una base
territorial operativa y de una población sobre la cual tienen función e
injerencia y por la cual son a su vez alterados, y son tomadas las decisiones
que regulan directa e indirectamente tanto el funcionamiento de uno como de
otro, esto sin contar los factores ambientales, entre otros. En la concepción
de los Estado – Nación Modernos, esas decisiones de las que hablo, que no son
otra cosa que relaciones (entre bienes, recursos, personas, políticas,
concepciones, etc.) son tomadas a nivel macro por los gobiernos que dirigen el
poder que les fue otorgado por la ciudadanía, siempre hablando de Estados
democráticos representativos. Ese poder, es un poder sustentado por los
principios de soberanía, autoridad y una multiplicidad de diversos factores,
muchos de orden jurídico, sobre los que ejerce control y monopolio el Estado a
través de sus instituciones. Lo que sucede desde la iniciación del período de
globalización, es que esa relación de poder dada, en los Estados democráticos
liberales (que a esta altura de las circunstancias me parecen democracias
livianas o blandas, o pseudo democracias), dentro del sistema capitalista, está
cada vez más y más influida por quienes portan y acopian las grandes masas de
dinero, entre los que están los bancos y las empresas multinacionales, cuyos
intereses particulares poco tienen que ver con los intereses públicos, y con el
bienestar general. Esta balanza del ejercicio del poder, que primitivamente, es
teóricamente confinada por medio de la “Carta Magna”, y a través de contratos y
convenciones sociales a ser ejercida por quienes eran los seleccionados por la
ciudadanía - (eso cuando la población tiene el agrado de vivir en un Estado
siendo contemplados como sujetos de derecho; ciudadanía proveniente de
concepciones históricas y erráticas bastante particulares y de largo desarrollo
y estudio, y cuya teoría y práctica también, al igual que casi todo en las ciencias
humanas políticas, posee una verosimilitud al menos dudosa, poco próxima, por
no decir a veces casi opuesta a su propia definición) - , sin perjuicios de
verse atraídos o cooptados por la acumulación de riquezas materiales, (tal vez
en la concepción de algún ingenuo), fue poco a poco inclinándose a lo largo del
tiempo, hasta concentrarse mayormente en la “manos invisibles” de las grandes
empresas multinacionales, que desatan esa “magia”, que promueve y lucra con los
recursos naturales y las personas, amparados por leyes que por el contrario a
los ideales y discursos éticos y morales que dicen sustentar, terminan por
desproteger a todos a costa de la explotación, el sufrimiento, la proliferación
de enfermedades, y la dependencia a un sistema que lo vuelve todo crónico y
terminal.
Ambas lógicas, la del Estado y la del Mercado, tienen
sentido si se las mira desde su propia perspectiva, y ambas conviven
contradictoriamente debido a que en realidad, y con mucho más énfasis en la
actualidad, imperando sobre ellas a grandes rasgos, fuerzas de poder que se
sirven de esta contradicción propia del sistema, de la corrupción de la clases
dirigentes, de la falta de consenso y acción organizada de los elementos
civiles, de la apatía, la desazón, el hambre, la doble moral, las instituciones
estatales como aparatos asistencialistas cooptados por los gobiernos de turno,
la manipulación mediática, la disgregación, individualización y vigilancia de
la sociedad, el fomento de sectores improductivos con una formación más ligada
a presentarse como brazo armado del Estado contra la propia población que para
servir y proteger a la ciudadanía (como lo son el ejército y la policía), el
establecimiento de nuevos currículums ocultos cada vez más visibles, el
clientelismo político, la degeneración de la educación y de todas las
infraestructuras básicas, la salud y la falta de insumos y la precarización y
canibalización de las herramientas, máquinas y fuentes de trabajo, la opresión
y la represión, el avasallamiento y supresión de las conquistas y derechos
sociales adquiridos, la desarticulación de los movimientos y luchas sociales
apelando a la transmisión de discursos hegemónicos, cada vez más con un
fundamento publicitario nocivo, instantáneo, pre digerido y tendiente a
promover reacciones violentas o supuesta indignación que no supera las barreras
intra psicológicas de los individuos y provoca finalmente apatía, desconcierto,
e inoperancia popular y des fortalecimiento de las clases sociales oprimidas;
la proliferación de los negocios privados como solución a los problemas
públicos, los discursos políticos cargados de falacias, la falta de interés
creada en la población respecto del ejercicio de sus acciones como seres
políticos, entre tantos otros factores para continuar marcando desigualdades
sociales cada vez más amplias.
NOTAS
ᵃ Estado - Nación: Se considera que el Estado - Nación nace,
mediante el tratado de Westfalia, al final de la guerra de los Treinta Años
(1648). Mediante este tratado se acaba con el antiguo orden feudal y se da paso
a organizaciones territoriales y poblacionales definidas en torno a un gobierno
que reconoce sus límites espaciales y, de poder. El progreso del Estado moderno
no consistió solamente en un desplazamiento de las viejas instituciones, sino
su completa renovación, su predominio con las nuevas autoridades de la nación,
creando un orden social nuevo (liberal, burgués y capitalista), al eliminarse
las viejas formas estamentales de origen feudal del Antiguo Régimen mediante un
triple proceso revolucionario: Revolución liberal, Revolución burguesa y
Revolución industrial. Sin embargo, el proceso distó de ser una revolución
instantánea, pues a pesar de que se produjeron periódicamente estallidos
revolucionarios (Revuelta de Flandes, Revolución inglesa, Revolución
estadounidense, Revolución francesa, Revolución de 1820, Revolución de 1830,
Revolución de 1848), como proceso de larga duración, lo que tuvo lugar fue una
evolución y transformación lenta de las monarquías feudales. Primero se
transformaron en monarquías autoritarias y luego en monarquías absolutas, que
durante el Antiguo Régimen fueron conformando la personalidad de naciones y
Estados con base en alianzas territoriales y sociales cambiantes de la
monarquía; tanto de unas monarquías con otras como de cada monarquía en su
interior: en lo social con la ascendente burguesía y con los estamentos
privilegiados, y en lo espacial con el mantenimiento o vulneración de los
privilegios territoriales y locales (fueros). El racionalismo creó la idea del
"ciudadano", el individuo que reconoce al Estado como su ámbito
legal. Creó un sistema de derecho uniforme en todo el territorio y la idea de
"igualdad legal". Las distintas escuelas de ciencia política definen
de diversas maneras el concepto del Estado- Nación. Sin embargo, en la mayoría
de los casos se reconoce que las naciones, grupos humanos identificados por
características culturales, tienden a formar Estados con base en esas
similitudes. Cabe anotar que bajo esta misma óptica la nación es un
agrupamiento humano, delimitado por las similitudes culturales (lengua,
religión) y físicas (tipología). Un Estado puede albergar a varias naciones en
su espacio territorial y una nación puede estar dispersa a través de varios
Estados. Las instituciones políticas de esta entidad tienen un desarrollo que
se puede rastrear hasta una maduración en 1789 (Revolución francesa). Los
modelos de agrupación en torno a una autoridad central siguen dos visiones
contrapuestas, pesimista y optimista, acerca del hombre en estado de
naturaleza, marcadas por los trabajos filosófico - políticos de Hobbes y
Rousseau, sin excluir otras tradiciones del pensamiento político: el concepto
platónico de República o la Política de Aristóteles, y el funcionamiento y las
políticas de la democracia ateniense y la República romana en la Edad Antigua;
los debates de la Edad Media entre los poderes universales y el intento fallido
del conciliarismo (concilio de Constanza de 1413, concilio de Florencia o
concilio de Basilea de 1431); o en la Edad Moderna el establecimiento del ius
gentium, los justos títulos y el tiranicidio por los españoles de la Escuela de
Salamanca - Bartolomé de las Casas, padre Mariana - o el holandés Grotius, el
humanismo de Nicolás de Cusa, el racionalismo de Leibniz o el empirismo de
Locke; todos ellos refundidos y retomados por la Ilustración europea (primero
Montesquieu y luego los enciclopedistas), así como la percepción de ejemplos de
algunas experiencias políticas indígenas americanas - las comunidades
precolombinas en las Antillas, el mito de El Dorado, el imperio incaico del
Tahuantinsuyo o la confederación iroquesa - que vistas desde la perspectiva
eurocéntrica conformaron la idea del buen salvaje y el utopismo. La primera
plasmación política textual de este proceso intelectual fueron los textos de la
Revolución estadounidense: la Declaración de Independencia de los Estados
Unidos (4 de julio de 1776) y la Constitución de 1787. “Nosotros, el
Pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta,
establecer Justicia, afirmar la tranquilidad interior, proveer la Defensa
común, promover el bienestar general y asegurar para nosotros mismos y para
nuestros descendientes los beneficios de la Libertad, estatuimos y sancionamos
esta CONSTITUCIÓN para los Estados Unidos de América.” Esta idea del
Estado implicaba su surgimiento ante la necesidad armonizar los intereses del
individuo y la comunidad de obtener al tiempo seguridad y libertad; y para
garantizar el derecho de propiedad, como un desarrollo natural de la
cooperación entre los individuos en su egoísta búsqueda de la felicidad a
través del propio interés (teoría de la mano invisible de Adam Smith). El
desarrollo del concepto había generado, a partir del siglo XVII, los primeros
mapas europeos de Naciones - Estado, donde las fronteras se pretendían
establecer firmemente para garantizar la paz, al menos en principio, puesto que
la estabilidad de las fronteras nunca se consiguió. A la par de este desarrollo
de concepto se busca justificar la existencia de un Estado - Nación natural,
delimitada por fronteras naturales en contraposición con la idea de la nación
como producto de las similitudes culturales. Este tipo de concepción
territorial del Estado llevará a la conformación de Estados imperiales, más que
nacionales, donde se agrupan varias comunidades nacionales bajo una misma
autoridad estatal centralizada, que entran en conflictos debido a sus profundas
diferencias culturales, acendradas en tiempos de depresión económica. Las
naciones divididas o dispersas en distintos Estados también generaban
conflictos de muy difícil solución (caso del pueblo judío, el kurdo o el
gitano). En otros casos las comunidades de una misma nación eliminan las
fronteras, de manera que hay libre tránsito a través de fronteras, como es el
caso de los indígenas del norte de México y el sur de EUA. Debido a factores
como fronteras cerradas, grupos nacionales muy pequeños y procesos históricos
complejos, resulta poco práctico (según la perspectiva política, económica y
social de los Estados modernos) reintegrar la soberanía o permitir el
surgimiento de naciones alternativas de tamaño menor que las que conforman a
los Estados modernos. La identificación del Estado nacional con el mercado
nacional, de un tamaño suficiente para permitir a la burguesía el desarrollo
del mercado capitalista, se potencia en el periodo de desarrollo de la
Revolución industrial (siglo XIX), simultáneo al periodo conocido como
nacionalismo, en el que se inician los movimientos nacionalistas
contemporáneos. Esta tendencia a la adecuación entre el tamaño del mercado y el
tamaño del Estado se complementó con los imperios coloniales en la denominada
época del imperialismo (1870-1914), proceso que fue identificado y analizado en
aquel momento por Hobson y Lenin. La Primera Guerra Mundial, que disolvió los
grandes imperios (II Imperio Alemán, Imperio austrohúngaro, Imperio otomano e
Imperio ruso), terminó, por un lado con el intento de construcción de un Estado
socialista (la Unión Soviética) y, por otro, con el intento de aplicación al
resto de Europa de los catorce puntos de Wilson, que matizados por las
potencias vencedoras en los tratados de paz (Tratado de Versalles), condujeron
a una política de plebiscitos en que las poblaciones deberían elegir el Estado
en que querían vivir (por ejemplo, el Sarre), lo que en la Europa Oriental no
garantizó unas fronteras seguras ni una estabilidad que pudiera evitar la
explotación de un extendido sentimiento de victimismo nacionalista por los
fascismos y el estallido de una nueva guerra (la Segunda Guerra Mundial), tras
la cual se optó por traslados forzosos y masivos de las poblaciones y una
política de bloques. El término Estado nacional, que suele utilizarse
indistintamente junto al término Estado, se refiere más propiamente a un Estado
identificado con una sola nación. Tras el proceso de descolonización de
mediados del siglo XX, esta forma de Estado ha llegado a ser la más común, de
modo que la inmensa mayoría de los Estados se consideran Estados nacionales.
Sin embargo, nunca a lo largo de la historia ha habido una identidad
indiscutida entre ambos términos (Estado y Nación) y siempre ha habido
objeciones sobre la identificación con una sola nación de cualquiera de los
Estados existentes, tanto de los que se consideran ejemplos de Estado nacional
desde finales de la Edad Media (Francia, ejemplo de centralismo y de nación
construida con los mecanismos unificadores de la sociedad por el Estado) como
de los surgidos de movimientos unificadores románticos (Unificación de Alemania
y Unificación de Italia). Esto hace aún más difícil la pregunta sobre qué es
una nación. Hay muchos Estados, como Bélgica y Suiza, con múltiples idiomas,
religiones o grupos étnicos dentro de ellos, sin que ninguno sea claramente
dominante. A menudo (y especialmente en el caso de Suiza y los Estados Unidos)
una identidad nacional ha sido construida desafiando esas diferencias. Un mejor
ejemplo de Estado plurinacional sería el Reino Unido, constituido por cuatro
naciones: Inglaterra, Escocia, Irlanda del Norte y Gales, lo que no implica que
predomine la conciencia nacional sobre el concepto de lo British (para algunos
lo más próximo a una nación británica). El concepto de Estado de las autonomías
surgido de la vigente Constitución Española de 1978 (que se fundamenta en la
indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos
los españoles y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las
nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas
-artículo 2-) es interpretado de forma distinta por cada fuerza política
española, desde posturas centralistas hasta otras que entienden a España como
una Nación de naciones, desde un denominado patriotismo constitucional a un
nacionalismo español más tradicional, y desde las reivindicaciones independentistas
de los más radicales entre los nacionalismos periféricos, a las más moderadas
de los que a veces se denominan regionalistas y a veces nacionalistas
moderados.
¹Extraído del
libro: “EL ESTADO EMPRESARIO”, Capítulo
II (El Marco Estatal). Jorge Fernández Ruíz. Ed. Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM.
²Numa Denys
Fustel de Coulanges (París, 18 de marzo de 1830 - Massy, 12 de septiembre de
1889) fue un historiador francés. Su nombre está ligado al
de su principal obra, La ciudad antigua (La cité antique, 1864). “La Cité
antique: étude sur le culte, le droit, les institutions de la Grèce et de Rome”
es distribuido desde antes de 1870 como premio de excelencia escolar en los
lycées de Francia. Fustel arroja luz sobre una cuestión que le interesa en alto
grado: las relaciones entre la propiedad y las instituciones
político-religiosas. Según él, los antiguos no conocían ni la libertad de la
intimidad, ni la libertad de educación, ni la libertad religiosa. El ser humano
cuenta bien poco ante la autoridad sagrada y casi divina que llamamos
"Patria" o "Estado". Su influencia es importante, sobre
todo por la interpretación del papel fundamental que las religiones juegan en
la estructuración de las sociedades. El sociólogo Émile Durkheim dedicará su
tesis universitaria a su memoria.
³ Civitas: Literalmente
la palabra latina civitas significa ciudadanía. Este estatus garantizaba
derechos civiles y políticos.
Link a
Referencias y Enlaces Externos: https://es.wikipedia.org/wiki/Civitas
⁴ Rēs pública: es una expresión del latín, que significa literalmente "cosa
pública", lo que se conoce modernamente como esfera pública.
Etimológicamente, es el origen de la palabra "república" y,
conceptualmente, de la inglesa commonwealth. Su uso se vincula generalmente con
los conceptos actuales de sector público y Estado, y con los conceptos
tradicionales de bien común y procomún.
Link a
Referencias y Enlaces Externos: https://es.wikipedia.org/wiki/Res_publica
⁵
Imperium: término jurídico latino (imperĭum) que designaba en la
Antigua Roma el poder de mando y castigo, de índole militar, del gobernante
sobre los ciudadanos convocados a la guerra y el dominio sobre los territorios
conquistados. No existe una traducción exacta al español, dado que el sistema
político moderno de división de poderes difiere del romano antiguo, pero es
similar al concepto de "soberanía", aunque su origen etrusco se
trataba de la facultad y el derecho reconocido a una persona (dictador) o un
conjunto de ellas, para ejercer con autoridad el poder militar.
Link
a Referencias y Enlaces Externos: https://es.wikipedia.org/wiki/Imperium
⁶ Domicio Ulpiano (en latín, Gnaeus Domitius Annius Ulpianus; ¿Tiro?, ¿170? - Roma, 228) fue un jurista romano de origen fenicio, magister libellorum. Fue
tutor, consejero y prefecto del pretorio del emperador Alejandro Severo.
Definió la justicia como la continua y perpetua voluntad de dar a cada quien lo
que le corresponde. Según sus escritos, `Los preceptos del derecho son: vivir
honestamente, no dañar a nadie y dar a cada uno lo que es suyo’.
Link a
Referencias y Enlaces Externos: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/u/ulpiano.htm
⁷ Sexto Aurelio
Víctor (Sextus Aurelius Victor, en latín) (c. 320 - c. 390) fue un historiador y político del Imperio romano.
Aurelio Víctor
fue el autor de una Historia de Roma desde Augusto a Juliano el Apóstata (360),
publicada hacia 361. Juliano le honró nombrándole prefecto de Pannonia Secunda.
Posiblemente es la misma persona que se conoce como cónsul en 369, junto al
hijo de Valentiniano I, y el prefecto de la ciudad de Roma (389).
Link
a Referencias y Enlaces Externos: https://es.wikipedia.org/wiki/Aurelio_V%C3%ADctor
⁸ Georg
Jellinek (Leipzig, 16 de junio de 1851 - Heidelberg, 12 de enero de 1911), fue un jurista y profesor universitario judío alemán de origen
austríaco. Estudió en Leipzig, fue profesor en las universidades de Viena,
Basilea y de Heidelberg en 1891. En sus obras sobre Filosofía del Derecho y
ciencia jurídica sostiene que la soberanía recae en el Estado y no en la
nación, concepción derivada de la revolución francesa, tal como expone en
Teoría General del Estado (Allgemeine Staatslehre), escrita en 1900. En el
primer libro, el autor se inicia por estudiar cual debe ser el método de la
doctrina del Estado; la Historia de su doctrina, y las relaciones de la
doctrina del Estado con el resto de las ciencias. Para dar respuesta a este
libro, escribió un libro titulado "Fragmentos de Estado" para hablar
de aquellos territorios que por sus peculiaridades no encajaban de alguna
manera en la "Teoría General del Estado". En su «Segundo Libro»
aborda el tema de la Doctrina General Social del Estado, donde analiza el
nombre del Estado; su naturaleza; las doctrinas sobre la justificación del
Estado; los fines del Estado; el origen y la desaparición de los Estados, los
tipos históricos fundamentales de Estados (antiguo Estado Oriental, helénico,
romano, la edad media y el moderno); el Estado y el Derecho. En el «Libro
Tercero», denominado Teoría General del Derecho Político, analiza las partes
del Derecho público; la situación jurídica de los elementos del Estado; las
propiedades del poder del Estado, la Constitución del Estado; los órganos del
Estado, la representación y los órganos representativos; las funciones y la
estructura del Estado; las formas del Estado (monarquía y república) las
uniones de Estados (aparentes y jurídicas) y finalmente lo que denomina las
garantías del derecho público. En su libro La Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano, de 1895, Jellinek sostuvo la polémica tesis de que
tanto la Declaración francesa de los derechos del hombre y del ciudadano de
1789, como la análoga declaración estadounidense proceden, en último término,
de las luchas por garantizar la libertad religiosa.
Link a
Referencias y Enlaces Externos: https://es.wikipedia.org/wiki/Georg_Jellinek
⁹ Burg o Bürg puede referirse a:
- El
término de origen germánico, latinizado como burgus y castellanizado como
burgo.
- El
sufijo -burg (castellanizado -burgo), muy utilizado en la denominación de
ciudades.
Históricamente,
en la Alta Edad Media europea, se denominaba burg a las fortificaciones de
madera (ya que los germanos no usaban la piedra y el ladrillo para sus
construcciones) que rodeaban las aldeas, siendo su función poder realizar una
vigilancia desde las mismas. Cuando empiezan a aparecer las aristocracias
militarizadas se empiezan a construir edificios junto a los burgs.
Link a
Referencias y Enlaces Externos: https://es.wikipedia.org/wiki/Burg
¹⁰ La religión es el opio del pueblo o La
religión es el opio de los pueblos (traducción de la frase original en
alemán Die Religion... Sie ist das Opium des Volkes) es una cita hecha en 1844
por Karl Marx.
Link a
Referencia y Enlaces Externos: https://es.wikipedia.org/wiki/Opio_del_pueblo
¹¹ Jorge Federico Sábato (La Plata, 1938 - Buenos Aires, 1995) fue un intelectual argentino, vicecanciller y Ministro de Educación y
Justicia de la Nación durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Hijo del escritor
Ernesto Sábato.
Link a
Referencia y Enlaces Externos: https://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Federico_Sabato
A partir del
texto de Eric Hobsbawm “Las perspectivas de la democracia”
¿CUÁLES SON LOS COMPONENTES DEL “CONGLOMERADO” QUE
COMPONE LA DEMOCRACIA EN SU FORMA “LIBERAL”?
1. Los
componentes del “conglomerado” que actualmente compone la democraciaᵇ en su forma “liberal” son: “un estado
constitucional que ofrece la garantía del imperio de la ley, así como diversos
derechos y libertades civiles y políticos, y al que gobiernan sus autoridades,
entre las que deben figurar necesariamente asambleas representativas, elegidas
por sufragio universal y por la mayoría numérica del conjunto de sus
ciudadanos, en elecciones celebradas a intervalos regulares en las que se
enfrentan diversos candidatos y organizaciones rivales.”*
“LA IDEA DE SOBERANÍA DEL MERCADO NO ES UN COMPLEMENTO
DE LA DEMOCRACIA LIBERAL”
2. La
idea de soberanía del mercado no es un complemento de la democracia liberal
debido a que justamente los argumentos favorables a las democracias liberales
se ven directamente afectados por el supuesto “libre albedrío” que debiera
configurarse para que esa idea mercantilista sea llevada a cabo en su máxima
expresión, y que oculta tras de sí la delegación de la soberanía de los estados
– nación democráticos y la transferencia del control de los poderes públicos a
manos privadas.
Así mismo, el componente liberal de las democracias
actuales, del que dependen más que su componente democrático, más exactamente
el electoral, no garantiza los derechos en sí mismos, a través de la defensa
del voto libre, sino que permite más bien la alternancia de gobiernos, que en
muchos casos y en gran medida, lamentablemente, solo alternan corrupción y justificaciones
constantes respecto de la responsabilidad de la aplicación de políticas
antipopulares y ajustes económicos, como la única solución posible ante los
problemas ocasionados por gobiernos precedentes sin asumir cargos propios.
Así y todo, “la afirmación ampliamente aceptada –
del discurso público estadounidense, admitido de forma casi universal – acerca
de que la gobernanza liberal democrática es siempre e ipso facto superior, o al
menos preferible a la no democrática”* ¹ me parece positiva
aunque continua caminando por la cuerda floja entre las dos posiciones, pues
aunque la persecución política y la aplicación del terrorismo de estado no
tiene la misma connotación en la opinión pública que los desaparecidos en
democracia, los casos de “gatillo fácil”, las omisiones e inoperancias y los
tratamientos en el sistema público jurídico y fiscal respecto de causas ligadas
a la violencia estatal, muchas veces, y sobre todo en los estados
latinoamericanos, se ve desestimada por la opinión pública por medio de la
negación o la falta de interés, y por lo menos en lo personal abre una
incógnita respecto de si esta situación de negación no es peor, sumado a que
tal vez otro factor pueda ser, que el crecimiento del costo y tecnologización
de las guerras es muchísimo más caro y menos efectivo que la generación de un
“ejército” poblacional que desista de su ejercicio político, y un estado
cómplice que maneje a la perfección mecanismos de espionaje y servicios de
inteligencia y control de los mismos, como “guerra preventiva”.
Desde sus inicios, la palabra democracia no ha estado
ligada a los mismos conceptos con los cuáles hoy es comprendida, y al día de
hoy además, existen diversos tipos de democracia que han sido ejercidas en
diferentes Estados, con diversa base de extensión territorial. Algo que sí es
claro, es que las concepciones de pueblo, y de ciudadanía, es decir, quienes
son reconocidos como personas con una serie
de derechos políticos y sociales que le permiten intervenir en la política de
un país determinado, siempre ha sufrido alteraciones entre sus discursos y
postulados teóricos, y han sido manipulados en la práctica, siempre para
beneficio de una elite minoritaria, que en general nunca supera el 10% de la
masa poblacional, por medio de diferentes mecanismos de diversa índole, ya sea
institucionales a través de violencia provocada por el aparato estatal por
acción concreta u omisión; a través de la regla de la mayoría, por medio del
engaño, el fraude, la mentira, la demagogia, la corrupción y otras diversas
perversas deformaciones políticas, a través del autoritarismo, y de la
negación, suspensión y eliminación de garantías y derechos; y de diferentes
factores inherentes también a lo burocrático, o bien ligados a la aplicación de
políticas neoliberales con la imposición de la lógica de los mercados,
tendientes a socavar la soberanía de los pueblos.
NOTAS
ᵇ Democracia: El término democracia proviene del griego
antiguo (δημοκρατία) y fue acuñado en Atenas en el siglo
V a. C. a partir de los vocablos δῆμος (dḗmos, que puede traducirse como «pueblo») y κράτος (krátos, que puede
traducirse como «poder», o «gobierno»). Sin embargo, la
significación etimológica del término es mucho más compleja. El
término «demos» parece haber sido un neologismo derivado de la fusión
de las palabras demiurgos (demiurgi) y geomoros (geomori).El
historiador Plutarco señalaba que los geomoros y demiurgos,
eran junto a los eupátridas, las tres clases en las
que Teseo dividió a la población “libre”
del Ática (adicionalmente la población estaba integrada también por
los metecos, esclavos y las mujeres). Los eupátridas eran
los nobles; los demiurgos eran los artesanos; y los geomoros eran
los campesinos. Estos dos últimos grupos, «en creciente oposición a la
nobleza, formaron el demos».Textualmente entonces, «democracia» significa
«gobierno de los artesanos y campesinos», excluyendo del mismo expresamente a
los esclavos y a los nobles. Algunos pensadores consideran a la democracia
ateniense como el primer ejemplo de un sistema democrático. Otros
pensadores han criticado esta conclusión, argumentando por un lado que tanto en
la organización tribal como en antiguas civilizaciones en todo el
mundo existen ejemplos de sistemas políticos democráticos, y por otro lado
que solo una pequeña minoría del 10% de la población tenía derecho a participar
de la llamada democracia ateniense, quedando automáticamente excluidos la
mayoría de trabajadores, campesinos, esclavos y las mujeres. De todas formas,
el significado del término ha cambiado varias veces con el tiempo, y la
definición moderna ha evolucionado mucho, sobre todo desde finales
del siglo XVIII, con la sucesiva introducción de sistemas democráticos en
muchas naciones y sobre todo a partir del reconocimiento del sufragio
universal y del voto femenino en el siglo XX. Hoy en día,
las democracias existentes son bastante distintas al sistema de gobierno
ateniense del que heredan su nombre.
*Cita
extraída de: pág. 101 “Guerra y Paz en el Siglo XXI”, Las perspectivas
de la democracia. Eric Hobsbawn.
* ¹Cita
extraída de: pág. 103 “Guerra y Paz en el Siglo XXI”, Las perspectivas de
la democracia. Eric Hobsbawn.
Nadie en el barrio sabe por qué, pero Carlos nunca más
fue a trabajar a la constructora. Desapareció. Nadie se animó a reclamar
tampoco. Carlos nunca más fue visto. Nunca más.