Habitación de
la casa de Jorge, un Comisario de unos 45 años. Mientras los espectadores van
ingresando al lugar, Juan (pareja de Jorge) está en la habitación. Piensa,
habla sólo, remueve papeles, los estudia, se pasea entre una habitación y otra
realizando sus quehaceres. Viste camisa blanca, corbata negra y pantalón negro,
está desarreglado. Cuando el último espectador termina de sentarse, Juan, de
unos 30 años, estará sentado hablando por teléfono detrás de un escritorio que
está situado a la izquierda hacia el fondo de la habitación. Sobre el mismo, un
teléfono, un montón de papeles y documentos, un pisapapeles, una botella de
buen whisky y un vaso, una caja de cigarro, un cenicero, y artículos de
librería lo desbordan por completo. Una lámpara de escritorio es la única luz
en el lugar. En el centro de la habitación, sobre la pared del fondo, cuelga un
cuadro de grandes dimensiones: una réplica del "Dante y Virgilio en el infierno" de Adolphe Bouguereau. A su
lado, una biblioteca repleta de libros. Un poco más adelante un cómodo sillón
de pana. A la derecha, una puerta da un hall que va hacia la calle. A izquierda,
una puerta al interior de la casa. En el centro de la habitación, una gran
alfombra con arabescos cubre casi todo el suelo de madera, ocupando casi todo
el sitio. Juan habla acaloradamente con su interlocutor (cuya voz nunca se
escuchará), intentando estar atento a la llegada de Jorge.
Juan: _ ¿Pudiste solucionarme
los papeles de Mónica? (…) ¿Pero cómo que no? ¿Qué te hace falta? (…) ¿Más
plata?, no te hagás el idiota que bastante tengo con la cuota alimentaria de
mis hijos. (…) No, no, no le puedo pedir más plata a Jorge. (…) ¡Bueno, apurame
el divorcio porque ya me está rompiendo las pelotas todo esto! (…) Te digo que
no le puedo sacar más nada. (…) ¡Me parece que se está dando cuenta! (…) (Pausa
más larga, cambiando su actitud) ¿Arreglaste lo de la casa? (…) ¿Ya sacaste los
pasajes? (…) ¿Los nuestros solamente? ¿Y el de él? (Sonrisa). No, no me
persigo, soy cuidadoso nomás. (…) ¿O sea que por ese lado ya estamos cubiertos?
(…) No veo la hora de poder disfrutar tranquilos y solos de la arena y el
calor. Sobre todo del calor (Sonrisa sugerente, algo más distendido) (…) (Pausa
larga).
Entra Jorge dejando la
chaqueta y la gorra de policía. (Jorge saluda con la mano haciendo un gesto a
Juan)
Juan: _ (Cambiando de postura,
disimuladamente) ¡Bueno, entonces quedamos así, mañana nos vemos y terminamos
de arreglar todo! ¡Hasta luego! (Cortando el teléfono) No te escuché cuando
llegaste.
Jorge: _ Claro, para ver si
me engañabas con otro (ríe socarronamente mientras toma a Juan de la nuca
besándolo)
Juan: _ (Riendo también) ¡Me
agarraste, (cómo hablándole a alguien debajo del escritorio), salgan chicos se
acabó la fiesta!
Ambos ríen mientras Jorge va y
viene entre habitaciones quitándose ropa, para ponerse cómodo mientras
conversan.
Juan: _ ¿Querés que te
prepare algo de comer? (Jorge disiente con la cabeza) No te esperé con la
comida porque no sabía a que hora llegabas. ¿Te sirvo un whisky? (Jorge asiente)
Juan le prepara un whisky y se lo da.
Juan: _ ¿Cómo te fue hoy? Te
extrañé… no me llamaste.
Jorge: _ Tuve un día
complicado, bah… Más que complicado, fue un día de mierda. (Juan le alcanza un
cigarro de la caja se lo coloca en la boca a Jorge y lo enciende, luego lo besa
en la mejilla suavemente, se miran. Jorge continúa hablando pensativo) Hubo un
robo en un supermercado, para variar… Llegamos y un pendejo sacado con un
fierro estaba amenazando con matar a una embarazada si no venía un juez. Catorce
años el pibe, estaba muy puesto. (Silencio profundo mientras se consume el
cigarro, con mirada perdida) Tanto revolear el arma se le escapó un tiro. A mi
se escapó otro. (Se miran)
Juan: _ (Intentando continuar
la conversación) No tenías otra salida me parece… (Jorge lo mira intensamente
sin decir palabra. Juan incómodo continúa) Perdoname, dije cualquier cosa,
quería decir…
Jorge: _ (Interrumpiéndolo)
¡Dejá!, no digas nada. (Cambiando de tema) ¿Cómo te fue a vos?
Juan: _ Bien, que se yo…
Verti me dijo que necesita más tiempo con lo de Mónica.
Jorge: _ ¿Más tiempo o más
guita? Me parece que es un vivo ese hijo de puta. Nunca me gustó ese tipo. Te
está cagando. ¡Nos está cagando! ¿Hace cuánto que venimos con esto?
Juan: _ ¿Por qué decís que me
está cagando? ¡Sabés muy bien que Mónica es una loca y qué siempre pone alguna
traba en el medio o inventa algún quilombo con tal de hacerme la vida imposible
por todo esto!
Jorge: _ ¡No sé, yo lo único
que sé es que para mí me está cagando!
Juan: _ ¡Y a mí también me
está cagando! ¿O vos te pensás que a mi me hace bien todo esto? No veo que se
termine de una buena vez así podemos vender esta casa e irnos juntos bien lejos
(Acercándose al él, arrodillándose a su lado cómo para acariciarlo).
Jorge: _ Siempre decís lo mismo,
me estás enroscando, salí, salí… (Tomándolo violentamente del pelo, mirándolo a
los ojos)
Juan: _ ¡Pará, pará, pará!
(Jorge lo suelta) (Silencio, Juan se recompone) Hablando de la casa y el viaje,
tengo buenas noticias…
Jorge: _ ¿Qué pasa?
Juan: _ ¿Te cuento? ¿O mejor
no? (Seduciéndolo)
Jorge: _ ¡Dale, dejá de
hacerte el misterioso! (Ambos juegan riendo cuál niños correteando por la
habitación hasta qué Jorge lo agarra del cuello y lo pone muy cerca de si)
Juan: _ (Susurrándole a la
boca) Ya tengo los pasajes.
Jorge: _ (Lo suelta
sorprendido) ¿Qué?
Juan: _ ¡Qué ya tengo los
pasajes!
Jorge: _ ¿En serio?
Juan: _ (Tomándolo y
acariciándole el pecho) Sí, ya están. ¿Querés saber a donde nos vamos?
Jorge: _ No me importa, con
tal de irme de acá, cualquier lado con vos me va a venir bien.
Juan: _ Mañana los tengo que
ir a buscar. ¡Mañana también cumplimos aniversario!
Jorge: _ ¿De qué?
Juan: _ ¡Ay, sos un
insensible Jorge! ¿Cómo de qué? Ves, que nunca pensás en nosotros, siempre
pensando en vos.
Jorge: _ ¡Ah, bueno! (Riendo),
ahora vos sos el romántico de la pareja, andá a cagar Juan.
Juan: _ ¡Claro que lo soy! No
ves cómo te espero siempre dispuesto en casa (Haciéndose la diva, los dos ríen
irónicamente) ¡Estúpido! (Se va a la otra habitación).
Jorge: _ ¡Pará, no te vayas!
Dejá de hacerte el ofendido, vení.
Juan: _ (Desde la otra
habitación) Dejame.
Jorge: _ ¡Daaale! Vení, no me
dejés con la intriga. ¿A dónde vamos?
Juan: _ No me cambiés de
tema.
Jorge: _ No te cambio de
tema, decime dale.
Juan: _ ¿Del aniversario o
del viaje?
Jorge: _ De las dos cosas.
(Juan vuelve, con la camisa totalmente desabrochada y una toalla de mano). (Lo
mira, deseándolo) Mmmmm.
Juan: _ A Bora Bora nos
vamos.
Jorge: _ (Incrédulo) Claro, seguro.
¿A dónde nos vamos?
Juan: _ ¡Ya te dije!
Jorge: _ (Estupefacto, aún no
lo puede creer, no emite palabra)
Juan: _ ¡Parece que viste un muerto!
¿O no era tu sueño conocer Tahití?
Jorge: _ Sí, pero uno dice
Tahití cómo puede decir Costa Rica. (Con tono alegre)
Juan: _ Cuando a mi me dicen
algo, yo escucho. Y cumplo también (lo besa y se va dejándolo solo en la
habitación de nuevo). Me voy a bañar.
Jorge: _ (Continúa mirando
hacia donde está Juan) ¿Te das cuenta por qué te amo, no?
Juan: _ No me haga reír, Comisario.
(Se escucha ruido a lluvia desde el baño, Jorge empieza a mirar los libros en
la Biblioteca).
Jorge: _ (Cómo pensando para
si mismo) Tahití (sonríe).
Juan: _ ¡Ah, escuchame otra
cosa! Llamó tu madre, pregunta cuando la vamos a visitar.
Jorge: _ Por lo pronto, voy a
estar bastante ocupado pensando en el viaje ahora, no creo que vayamos.
Juan: _ Preguntó también por
lo de la casa. Es una genia tu madre, piensa igual que yo. Dice que si no
fueras policía, ella misma hubiera matado con sus propias manos a Mónica para
que nos deje en paz. A mi, muchas ganas no me faltan.
Jorge: _ Mi madre… siempre la
misma loca. (Mientras se sienta en el escritorio ordenando papeles)
Juan: _ (Como acordándose sin
quererlo, gritando desde el baño) Ah, y Verti dice si firmás los papeles de la
escritura, así ya podemos deshacernos de esta inmunda casa.
Jorge: _ Verti, Verti… Si no
fuera porque es conocido tuyo, lo hubiera mandado a la mierda hace rato. ¿Son
estos que están acá al lado de la caja?
Juan: _ ¿Qué? (Haciéndose el
desentendido)
Jorge: _ ¿Qué si son estos
papeles que están…? (Tomándolos y leyéndolos un poco) Si sí, son estos, no dije
nada. (Tomando una lapicera) ¿Ya los leíste vos?
Juan: _ Sí, sí, ya los leí,
está perfecto.
Jorge: _ (Firmando) Me quedo
tranquilo entonces. (Se acerca ahora a la puerta que da a la otra habitación)
Te cierro la puerta así no tenés frío cuando salís. (Se dirige al escritorio y
continúa escribiendo en silencio hasta que suena el teléfono, lo deja sonar
apenas y contesta. Es Verti). ¿Hola? (…) ¡Hola! ¡Hola! ¿Verti? Lo escuchó bien,
¿me escucha? (El teléfono no está funcionando bien) No, no soy…
(Comienza a transformársele
la cara, Verti le está hablando pensando que es Juan y que este no quiere
contestarle, Jorge continúa con el teléfono en la mano escuchando, mira los
papeles que acaba de firmar, se desencaja, se para, corta el teléfono
lentamente, se queda unos minutos ensimismado, mira hacia la puerta donde está
Juan. Se sienta nuevamente. Golpea el escritorio, abre uno de los cajones y
saca un revolver. Lo mira detenidamente).
Juan: _ (Se escucha lejano
desde el otro lado) ¿Pasó algo Jorge? ¿Estás bien?
Jorge: _ (Tarda en contestar)
Sí, si, estoy bien, se me cayó el pisapapeles…
Juan: _ Ah, porque escuché un
golpe. ¿Quién es que llamó? (Se escucha el cerrar de la canilla del baño)
Jorge: _ (Contesta fríamente)
Tu madre.
Juan: _ ¿Qué quería?
Jorge: _ Nada, nada, quería
saber cómo estábamos.
Juan: _ Mandale besos, decile
que estamos bien.
Jorge: _ Sí, si, ya le dije.
Te manda muchos cariños. (Hacia adentro) Hijo de puta… (Comienza a turbarse, se
para justo en frente de la puerta que cerró apuntando con el arma. Luego de un
instante se intenta calmar. Se prende un cigarro, se sienta en el sillón de
pana, y la guarda justo en el momento en que se abre la puerta y aparece Juan
cambiado a medias, secándose el pelo con una toalla).
Juan: _ Apurate así vamos a
comer que no pude preparar nada hoy (Mira a Jorge que no se inmuta y está
conteniendo toda su ira) ¿Qué te pasa? (Jorge no contesta). ¿Seguís mal por lo del
supermercado? (…) ¿Te sentís bien? (Jorge sigue sin contestar) Bueeenooo, ¿Qué
pasó? ¿Te comieron la lengua los ratones? (…) ¿Te peleaste con mi madre? (…)
¿Jorge?
Jorge: _ (Extremadamente
sereno pero a la vez mordiendo cada palabra) ¡No me rompás las pelotas!
Juan: _ ¡Epa!, cómo estamos
hoy… (Suena el teléfono, los dos se miran. Jorge lo mira a Juan cómo si lo
fuera a matar con la mirada)
Jorge: _ ¡Atendé el teléfono!
Juan: _ ¿Qué me mandás así a
atender? ¿Qué te pensás que soy tu secretaria? (El teléfono parece sonar cada
vez más fuerte)
Jorge: _ (Fuera de sí)
¡Atendé el puto teléfono!
Juan: _ ¡Atendelo vos!
Jorge: _ ¡Qué lo atiendas te dije!
Juan: _ ¿Qué te pasa
estúpido?
Jorge: _ ¡Atendelo la puta
que te parió! (Saca el arma del costado y lo apunta. Juan se queda helado, y
suelta la toalla)
Juan: _ (Le cuesta hablar)
¿Te volviste loco? Bajá el arma…
Jorge: _ (Lo mira y le señala
el teléfono con la punta del arma. Y dice en un tono más calmado) ¿Por qué no
te fijás quién es?
Juan: _ (Se acerca al
escritorio y levanta el teléfono muy despacio, cómo midiendo los movimientos de
Jorge) ¿Hola? (Es su madre) ¿Hola, mamá? ¿Cómo estás? Jorge, me acaba de decir
que llamaste (…) ¿Cómo que no llamaste? (Los dos se miran) Todo bien mamá, todo
bien. Acá Jorge está un poco nervioso porque tuvo un mal día, pero se va a
tener que calmar porque lo van a escuchar los vecinos (dirigiéndose a Jorge, en
tono serio). Nos vamos a comer ahora, te tengo cortar porque sino llegamos tarde.
(…) Yo también te amo. Beso. (Corta el teléfono tan lentamente como lo levantó,
mirando fijamente a Jorge, y luego de un instante comienza a gritar)
¡Mentiroso, hijo de puta!, ¿con quién hablaste antes por teléfono? (Jorge
desencajado sigue sin emitir sonido) ¿Me estás cagando no, la concha de tu
madre? ¿Quién era? ¡¿Quién era?!
Jorge: _ (Bajando el arma tirándola
al suelo, y dejándose caer en el sillón, llorando de la impotencia) ¡Nadie,
nadie…!
Juan: _ ¿Cómo que nadie hijo
de puta? ¡Decime ya quién era!
Jorge: _ Nadie…
Juan se abalanza sobre Jorge,
comienzan a pelearse (pero sin decirse nada), cómo sometiéndose, tiran todo a
su paso, libros de la biblioteca y todo lo que se encuentra en el escritorio
hasta que Juan logra someter al Jorge (se diría que casi imitan la imagen del
cuadro), y casi sin darse cuenta empiezan a besarse y a tocarse apasionadamente
cómo si quisieran atravesar sus cuerpos en la alfombra.
Juan: _ (Tomando el arma y
apuntando a Jorge, que está acostado en la alfombra boca arriba) ¿Quién iba a
matar a quién? (…) ¡Estás calladito! No decís nada… (Jugando con el arma
pasándosela por los labios) ¡Así que te creés fuerte, ahora mando yo! (Se para
lo apunta con el arma, y le hace seña para que se incorpore) ¡Haceme el
perrito! (Jorge lo mira intrigado) ¡Haceme el perrito, dale! (Le dice mientras
se sienta en el sillón, con actitud socarrona)
Jorge: _ (Que comienza a
hacer lo que Juan le pidió) Qué caro que te va a salir todo esto…
Juan: _ Shhhh, shh, shhh,
shh, los perros no hablan… (Riéndose)
Jorge: _ (Acercándose para
lamerle los zapatos, le pasa la lengua por uno de ellos mirándolo) ¿Así te
gusta? (Juan le acaricia la cabeza, los dos se ríen nerviosamente hasta rabiar;
Juan se para y comienza a caminar dejando el arma en el escritorio, estando de
espaldas a Jorge mientras dice) Si te quisiera cagar ya lo hubiera hecho con...
(Suena el teléfono nuevamente)
Jorge: _ Con Verti. (Responde
Jorge mientras los dos se abalanzan sobre el arma, logrando él quedarse con la
misma apuntándolo nuevamente empujándolo lejos de sí. Se hace un largo silencio
sepulcral, sólo resuena el sonido del teléfono). Atendelo y decile que te vas a
ir con él. Atendelo y decile que no ves la hora de encontrarte con él para
viajar, que lo amas y que ya estás preparando las cosas. Contale que ya firmé
los papeles para que se puedan quedar la guita de la venta de la casa. Levantá
el teléfono, cagón. ¿Hace cuánto tiempo que están juntos? (…) ¿Lo hace mejor
que yo? (…) ¿Estuviste con él en la fiesta cuando nos conocimos nosotros
también no, hijo de puta? (…) ¿O fue después? (Empieza a acercarse a Juan) ¿Pensabas
dejarme sólo y sin nada? “¡Te amo, te amo! Sos todo para mí. Nunca antes me
sentí así con nadie. Cómo me calentás. Sos el amor de mi vida. Te miro a vos
nada más. Cómo te voy a engañar, ¿yo?. Me voy de Verti, vida, tengo que
solucionar unos temitas de papeles. Verti me pide más plata. Mónica me está
volviendo loco.” (Lo dice irónicamente imitando a Juan y escupiéndolo en la
cara al final; Juan termina arrodillado llorando desesperado, mientras el
teléfono sigue sonando, se limpia el rostro) No tenés cara, levantate y mirame
a los ojos por lo menos, y decime que es mentira ahora, a ver… (Juan sigue llorando) ¿Encima seguís
llorando? (Jorge golpea la biblioteca y el escritorio fuera de sí, cargando el
arma y preparándose para disparar.) ¡Qué te sirvan para limpiarte las manos
hijo de puta! Sucio, sucio… ¿Estás sucio sabés? (Juan intenta hablar entre
llantos quedando con las manos apoyadas en el suelo, Jorge le pone el arma en
la nuca) ¿Esto querías? ¿Sí sabías que tarde o temprano me iba a dar cuenta?
¿Para qué? Eh, ¿por qué? ¡Te voy a hacer mierda hijo de puta, y te voy a mandar
en una cajita a Verti para que estén juntitos como querían! ¿Te parece? (Jorge
enfurece aún más por el ruido del teléfono) ¿No vas a atender? (Se queda
esperando una respuesta que nunca llega) ¿No te querés despedir de él antes de
irte?
Juan: _ ¡Jorge perdoname, por
favor, por favor te pido, por dios! Perdoname, perdoname…
Jorge: _ (Levanta y cuelga el
teléfono bruscamente) ¡Ahora te callás! ¡No me hablés!
Juan: _ ¡Escuchame, por
favor! Verti es un hijo de puta, y yo me dejé llevar, no sé qué hice. Me empezó
a extorsionar con lo de Mónica y a sacarme más guita, y me obligó a estar con
él, y después me amenazó con decirte a vos todo… ¡Y yo no sabía que hacer!
Jorge: _ ¡Callate mentiroso,
cínico, hijo de puta, te voy a cortar la lengua! (Lo toma del pelo mientras se
lo dice)
Juan: _ ¡Pero es la verdad,
por favor, creeme, yo no puedo vivir sin vos!
Jorge: _ (Riendo
desaforadamente casi al borde de la locura) ¿Vos te pensás que yo soy pelotudo?
¿Vos te pensás que te voy a creer una palabra de lo que me digas? ¡Andate!
¡Andate de mi casa! ¡Andá con Verti! ¡Anda! ¡No te quiero ver más en mi vida!
¡Más vale que agarrés ya tus cosas y te mandes a mudar bien lejos!, y que no me
entere a donde te fuiste porque te busco (le pisa la mano), te encuentro (lo
patea) y te mato (lo patea aún más fuerte) pero de verdad, ¿me escuchaste?
Juan: _ (Entre el dolor y las
lágrimas casi ni se le escucha lo que dice) ¡No, Jorge, todo menos eso por
favor, no quiero estar lejos de tuyo, no!
Jorge: _ Lo hubieras pensado
antes…
Juan: _ (Queriendo tomarlo
para besarlo) ¡Si me dejás me mato!
Jorge: _ ¡Salí de acá de una vez!
(Queriendo sacárselo de encima).
Juan: _ (Tomándole la mano en
la que Jorge tiene el arma y metiéndosela en la boca) ¿No me creés? (Jorge
intenta desprenderse del arma, forcejea con Juan. Suena el timbre. Se escucha
una voz de hombre)
Jorge: _ ¡Corré, abrí la
puerta, debe ser Verti! (Se escucha que llaman desde afuera)
Juan: _ ¡No me querés creer
no! ¡Yo te amo! (Apagón. Se escapa un tiro. Juan cae al suelo mientras todo
está en absoluta oscuridad. Se escucha el llanto ahora de Jorge, y a la vez una
voz que proviene desde la calle, y golpes muy fuertes en la puerta).
Jorge: _ (Todo sigue a
oscuras, nada puede verse) ¡Nooo, noooo! Amor, ¿Estás bien? ¡Levantate!
Levantate hijo de puta, levantate. (Mientras golpea el cuerpo sin vida de Juan.
Sólo se oye el silencio de la habitación y la desesperación de Jorge. Tiran
abajo la puerta de calle al mismo tiempo que se escucha otro disparo.)